Estados Unidos preocupado por el acercamiento de Uruguay a Irán

08/Dic/2011

Búsqueda, Guillermo Draper

Estados Unidos preocupado por el acercamiento de Uruguay a Irán

8-12-2011
La encargada en temas de antisemitismo del Departamento de Estado norteamericano, Hannah Rosenthal, dijo que “no necesariamente” la nueva postura uruguaya afectará las buenas relaciones entre los dos Estados Entrevista de Guillermo Draper
En las decenas de reuniones formales e informales que la enviada especial para el monitoreo y combate del antisemitismo del Departamento de Estado de Estados Unidos, Hannah Rosenthal, mantuvo con miembros de la colectividad judía en Uruguay y representantes del Poder Ejecutivo, hubo un tema que surgió una y otra vez de manera casi excluyente: el acercamiento que se produjo en los últimos años entre el gobierno de José Mujica y de otros países de la región –como Venezuela- con la administración iraní encabezada por Mahmoud Ahmadinejad.
Rosenthal visitó Uruguay para participar en la conferencia mundial que organizó la B’nai B’rith entre el viernes 2 y el lunes 5 en Montevideo. En ese marco, la representante del gobierno de Barack Obama escuchó la “preocupación” y el “nerviosismo” que existe entre los judíos que viven en países de la región ante lo que entienden es un cambio en la política internacional de varios gobiernos, más inclinados ahora a consolidar un intercambio comercial con el régimen iraní.
La jerarca norteamericana no se limitó a participar en la conferencia –brindó una charla el lunes 5 bajo el título “Las seis tendencias del antisemitismo global”-, sino que aprovechó su viaje a Montevideo para reunirse con miembros de la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería uruguaya. Según contó a Búsqueda, Rosenthal transmitió en ese encuentro que el gobierno de Estados Unidos “entiende” que Uruguay mantenga relaciones comerciales con Irán, pero adelantó que ese tema seguramente esté en las reuniones “bilaterales” que la administración de Obama mantendrá con autoridades uruguayas.
Rosenthal planteó que el gobierno norteamericano ve con “preocupación” los crecientes vínculos entre Uruguay e Irán, aunque entiende que eso “no necesariamente” afectará las relaciones entre Estados Unidos y la administración de Mujica.
El presidente iraní ha declarado en varias ocasiones que el Holocausto –en el que murieron cerca de seis millones de judíos- no existió. Además, Ahmadinejad ha sostenido su deseo de que el pueblo israelí sea eliminado de la faz de la Tierra.
“Trabajamos duro en el ámbito internacional para imponer sanciones sobre gobiernos como Irán, que promueven ese odio, y cuando la gente ignora ese odio, es una gran preocupación”, explicó.
Acerca de la comunidad judía en Uruguay, Rosenthal sostuvo que su situación es “muy buena” si se la compara con otros países que ha visitado, porque aquí no han ocurrido hechos graves de antisemitismo.
-Vino a Uruguay a participar de la conferencia organizada por la B’nai B’rith. ¿Ha mantenido alguna reunión con autoridades del gobierno uruguayo?
-Esta mañana (por el martes 6) me reuní con los miembros de la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería y mantuvimos una muy buena conversación. Uruguay preside el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así que tiene un rol importante como vocero por la paz mundial y los derechos humanos.
-¿Cuál es su rol en el gobierno norteamericano como enviada especial para monitorear y combatir el antisemitismo?
-Estados Unidos cree firmemente que cuando discutimos sobre política exterior con otros países, los abusos a los derechos humanos deben formar parte de la agenda, y el antisemitismo es una de esas violaciones. El Congreso norteamericano creó este cargo porque quería a alguien responsable de asegurarse que cuando tratamos con abusos a los derechos humanos, libertad religiosa y otros asuntos, también estamos incluyendo atención sobre las comunidades judías, cuán vulnerables son y hasta qué punto el gobierno y la sociedad civil están interesados en ellos.
-¿Cuál es la situación de la comunidad judía en Uruguay?
-He estado pocos días aquí, pero, tras reunirme con mucha gente, considero que es muy buena. Creo que es admirable la atención que Uruguay pone en los derechos humanos, y la manera en que responsablemente mira su pasado y toma en cuenta las lecciones que le pueden brindar los oscuros capítulos de su propia historia, la de Sudamérica y la europea. Creo que es admirable. He recorrido bastante y puedo decir que ningún país es perfecto, yo vengo de un país que tampoco es perfecto. Cuando me reuní con miembros de la comunidad judía en Uruguay, algunos han demostrado nerviosismo, pero no plantearon incidentes de antisemitismo. Sé que hoy voy a ir al recordatorio del Holocausto y que está grafiteado; eso es muy desafortunado y no está bien. Pero si comparo con lo que escucho en los países que visito alrededor del mundo, no es un asunto mayor. Creo que Uruguay está en una buena posición.
-¿Qué opina del aumento de las relaciones entre Uruguay e Irán, un país que niega el hecho de que el Holocausto hubiera ocurrido?
-Es preocupante. Cuándo me reuní con judíos aquí en Uruguay y en otros países de Sudamérica, la relación con Uruguay preocupa a la gente. Irán ha declarado pública y orgullosamente que le gustaría ver a los judíos borrados de la Tierra. Toda sociedad debería tomar eso en serio. Es algo demasiado grave de decir. Para los judíos que vivieron en una época en que se decía lo mismo pero nadie hacía nada hasta que efectivamente intentaron borrarlos del mapa, es especialmente grave de oír. Escucho nerviosismo. Todo el mundo entiende que hay conexiones económicas y comerciales entre Uruguay y otros países como Irán, pero la posición de Estados Unidos es que cuando se discute con otros países, el tema del antisemitismo debe estar en la mesa. Si me reuniera ahora con un representante de Irán –que, por supuesto, nunca aceptaría reunirse conmigo-, yo traería el tema del antisemitismo en seguida. El hecho de que un líder como Ahmadinejad pueda decir algo tan absurdo como que el Holocausto nunca ocurrió y no ser públicamente ridiculizado por eso, es curioso. Además, es particularmente doloroso para mí que soy hija de un sobreviviente al Holocausto. Que la gente diga que el Holocausto nunca ocurrió es como matar por segunda vez a las víctimas. Mi padre fue el único sobreviviente de su familia; entonces es como decir que mis abuelos, mis tíos y mis primos nunca existieron. Si el Holocausto nunca existió, ellos tampoco existieron. Cuando el representante de Irán en Uruguay dijo que el Holocausto nunca había ocurrido, los grandes medios lo condenaron, los políticos lo condenaron, el público dijo que eso no era aceptable; lo que hizo Uruguay es lo correcto. Decir inmediatamente que eso no es aceptable es lo correcto.
-Usted comentaba que los representantes de las organizaciones judías de la región plantearon su preocupación por el relacionamiento entre Uruguay e Irán. ¿A qué se refiere?
-El asunto de Irán apareció muchas veces en las charlas que mantuve mientras estaba en la conferencia de la B’nai B’rith. No viven pendientes de eso, pero sí es una preocupación. Provoca nerviosismo. Irán es un país que persigue a su propia gente y comete tan terribles abusos a los derechos humanos, y expone una visión de la historia mundial que es absurda. Por eso, cuando los gobiernos están desarrollando una relación comercial, política o de otro tipo, estos asuntos deben ponerse en discusión.
-¿Uruguay debe incluir esos temas en sus negociaciones con Irán?
-Absolutamente. Cuando nos reunimos con el director de Derechos Humanos de la Cancillería, le planteamos la situación y él lo comprendió, escuchó lo que dijimos. Cuando se trata de un gobierno construyendo una relación comercial o política, es el propio gobierno el que debe plantear esa situación. Cuando un país expone cualquier forma de odio, debe ser incluido en la mesa de discusión. Sin duda ese es el caso de Irán.
-¿El gobierno de Estados Unidos está preocupado por el acercamiento de Uruguay y otros países de la región, como Venezuela, con el gobierno que encabeza Ahmadinejad?
-Absolutamente. Por supuesto que sí. Trabajamos duro en el ámbito internacional para imponer sanciones sobre gobiernos como Irán, que promueven ese odio, y cuando la gente ignora ese odio, es una gran preocupación. Irán ignora totalmente al mundo, que le está diciendo que le vamos a imponer sanciones. Encontramos su lectura del mundo y de la historia totalmente inaceptable.
-Mientras Estados Unidos busca imponer sanciones a Irán, Uruguay aumenta su intercambio con ese país. ¿El gobierno norteamericano cree que eso es compatible?
-Estoy segura de que esos asuntos surgirán en reuniones bilaterales. Siempre preocupa al gobierno de Estados Unidos cuando un país que está haciendo una violación a los derechos humanos tan masiva desarrolla nuevos amigos. Es una preocupación, por supuesto. Nosotros podremos discutir eso con Uruguay. Tenemos una relación muy respetuosa y amplia y consideramos que somos aliados con Uruguay. Pero si el asunto “relaciones con Irán” surge, no significa necesariamente que se afectarán las relaciones entre Uruguay y Estados Unidos. Ahora, nadie puede sorprenderse si traemos el tema Irán a la mesa cada vez que podemos, porque es algo que nos preocupa.
-La semana pasada Búsqueda informó que la justicia investiga una presunta célula neonazi que opera en Uruguay. ¿Por qué siguen apareciendo esos grupos?
-Es algo que me inquieta y que debería preocupar a todos los que queremos una sociedad pacífica y funcionando. Si tuviera la respuesta para eso tendría el Premio Nobel de la Paz. Cuando una mira a un país como Alemania, que se hace cargo de su responsabilidad por el Holocausto, les enseña a todos sus niños acerca de lo ocurrido, construye museos y monumentos, y su canciller Angela Merkel siempre habla sobre el tema; hacen todo bien. Sin embargo, los partidos neonazis están creciendo mucho en ese país. Aparecen nuevos grupos, páginas de Internet. Entonces, ¿es una preocupación? Sí, porque de alguna manera no estamos llegando a nuestros niños de la manera correcta. Los niños no nacen odiando, en alguna parte está el error. Por eso, la comunidad internacional debe encontrar los mecanismos para combatir el odio.
-¿Qué medidas se pueden tomar?
-Una de las primeras medidas que podemos tomar es que cuando veamos conductas antisemitas, las denunciemos enseguida; no las ignoremos pensando que son hechos aislados. Cuando hay un esfuerzo organizado para odiar gente, lo debemos condenar y llamarlo por lo que es. Pero nuestro mayor reto es educar a nuestros niños. Todos los países –el mío incluido- tienen que revisar constantemente como el sistema educativo está lidiando no solo con las complejidades del mundo, sino también con cómo las nuevas generaciones se están comunicando. Educadores y padres tenemos que cambiar constantemente a medida que cambian los tiempos para asegurarnos de que el mensaje que les damos a nuestros niños pueda confrontar el odio.
-Uruguay apoyó el ingreso de Palestina como “Estado miembro” de la Unesco. ¿Qué opina al respecto?
-Creo que el gobierno de Estados Unidos ha sido muy claro en sus declaraciones públicas y en nuestra política exterior. Queremos una solución que incluya dos Estados en esa zona de Medio Oriente. Queremos ver a Israel seguro y a salvo, al lado de un Estado Palestino. Dos Estados para dos pueblos, eso tiene que ocurrir. Ahora, no puedes declarar como un Estado a un país que no tiene instituciones ni fronteras establecidas. Votamos en contra de eso porque consideramos que es prematuro, todavía faltan muchas negociaciones: no es suficiente con una votación en las Naciones Unidas.
-¿Miembros de la comunidad judía le comentaron su malestar por la votación de Uruguay en la Unesco?
-El tema de la Unesco apareció solo una vez. Creo que las comunidades judías alrededor del mundo están tristes, pero reconocen la realidad de que las Naciones Unidas y sus agencias parecen tener una obsesión con Israel. En los últimos 10 años, la ONU y sus agencias han aprobado resoluciones condenando a Israel en 434 ocasiones. Son demasiadas si lo vemos en contexto. Sudán, por ejemplo, recibió cinco condenas; Corea del Norte, ocho. Donde ocurren serias violaciones a los derechos humanos, las Naciones Unidas se reúne, discute y emite resoluciones acerca de los violadores; pero 434 veces parece demasiado.